LA CARA AMABLE DE LA TRISTEZA

LA CARA AMABLE DE LA TRISTEZA

“No estés triste” Seguramente en algún momento alguien ha pronunciado estas palabras cuando hemos manifestado esta emoción o hemos sido nosotros mismos quienes se la hemos pronunciado a algún ser querido como una forma de ofrecer nuestro apoyo, pero, ¿es realmente una emoción que haya de ser bloqueada cuando aparece? Desde luego es una de las emociones ,quizás junto con la ira y el miedo, tradicionalmente más demonizadas y más displacenteras, no obstante ,al igual que el resto de emociones, ésta tiene varias funciones beneficiosas para nosotros, por ello resulta necesario aceptarla y escucharla como emoción útil y adaptativa que es , del mismo modo su represión o bloqueo generalizado solo nos traerá perjuicios a corto, medio y largo plazo.

Todos hemos tenido que hacer frente a lo largo de nuestra vida a esta emoción, algunos de los instigadores que producen la misma son: separación física o psicológica, pérdidas, decepción, ausencia de actividades reforzadoras, ausencia de predicción y control… solo por nombrar algunas, asimismo se relaciona con una experiencia subjetiva de desánimo, melancolía, desaliento, pérdida de energía…

Veamos ahora más en detalle cuáles son algunas de las funciones más reseñables de la tristeza:

Ayuda a la introspección: La tristeza posibilita conectar con nuestro Yo interno. Nos hace parar para pensar en lo sucedido, en porqué nos sentimos así, nos invita así a la reflexión profunda.

Nos permite aceptar la pérdida: Nos permite gestionar los hechos más apropiadamente, por ejemplo en situaciones de duelo, parándonos a pensar en esa persona que ya no se encuentra a nuestro lado ,rememorando lo vivido junto a ella y procesando adecuadamente el adiós.

Tiene una función social: Nos conecta con las personas. Permite que nuestro entorno nos proporcione apoyo , nos escuche, nos acompañe en la experiencia brindándonos comprensión despertando de este modo en el otro la empatía y consuelo que en esos momentos menos agradables tanto necesitamos.

Viendo por tanto lo necesaria que resulta la expresión de esta emoción ¿volverías a decirle a un amigo aquello de “no estés triste”? Desde luego que lo decimos con la mejor de las intenciones pero quizás deberíamos emplear otro tipo de expresiones que no aconsejen el bloqueo de la tristeza como por ejemplo:”entiendo que te sientas así, puedes contar conmigo” o “Puedes desahogarte, estoy aquí para escucharte”.

Lorena Ramos, equipo Camins

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