HERIDAS DE LA INFANCIA

PSICOLOGÍA CASTELLÓN

HERIDAS DE LA INFANCIA

Son las “huellas emocionales” que nos dejan las experiencias dolorosas que vivimos durante la niñez con nuestros adultos de referencia. No es necesario haber vivido grandes eventos traumáticos en nuestra infancia para tener algún tipo de herida. Las heridas se generan por aquello que necesitábamos y no tuvimos (p.ej., aceptación, reconocimiento) o por aquello que vivimos y no necesitábamos (p.ej., sobreprotección, invalidación), generando un impacto en nuestra autoestima, en nuestras relaciones y en la forma en que percibimos el mundo.

Tipos de heridas

Existen cinco tipos principales de heridas:

  1. Rechazo: Aparece cuando no fuimos o sentimos que no fuimos completamente aceptados.
  2. Abandono: Se refiere a experiencias de soledad profunda debido a una ausencia física o falta de conexión emocional.
  3. Humillación: se asocia a experiencias en las que se nos transmitió que éramos insuficientes, no merecedores o inadecuados.
  4. Traición: aparece cuando alguien rompió nuestra confianza o interfirió en nuestro bienestar.
  5. Injusticia: se refiere a la experiencia de no haber recibido afecto o que el amor se nos proporcionase en función de nuestros logros.

Ante estas experiencias difíciles y con tal de recibir el amor, reconocimiento y protección que tanto necesitamos durante nuestros primeros años, desarrollamos conductas para adaptarnos a la situación del momento. Por ejemplo, aprendemos a ser complacientes o a silenciar nuestras emociones para obtener la aprobación de los demás.

Aunque durante la infancia estas conductas son imprescindibles para sentirnos vistos e importantes, las seguimos repitiendo a lo largo de nuestra vida a pesar de que resulten inconvenientes o ya no las necesitemos.

Tienes una herida de la infancia si…

  • Sientes emociones que te desbordan frecuentemente
  • No te permites errores y buscas la perfección
  • Te vuelcas en cuidar de los demás pero no dejas que ellos cuiden de ti
  • Experimentas una gran necesidad de control
  • Sientes que no te mereces las cosas buenas que te ocurren
  • Necesitas que todo esté bien y buscas constantemente reaseguración
  • Te cuesta disfrutar y tienes miedo de sentir emociones agradables
  • Eres muy exigente contigo mismo y te cuesta reconocer tus propios límites
  • Te sientes inferior a los demás
  • Buscas constantemente la aprobación de los otros
  • Tienes una visión muy negativa y pesimista de las cosas

En Camins podemos ayudarte a comprender la forma en que te relacionas contigo mismo y con los demás y a trabajar en sanar esas viejas heridas. La intención no es culpabilizar. Lo cierto es que no somos perfectos y que las necesidades emocionales de los hijos sobreexceden las capacidades que tienen los padres para dar.

 

Amanda Barberá (Psicóloga Camins Castellón)